martes, 1 de noviembre de 2011

¿Por qué hago públicas sus cartas?


Sólo cambiaré nombres, lugares y eliminaré aquello que pueda revelar cualquier identidad, pero no modificaré su contenido. 

Confiaba plenamente en él; y su amor, su ternura, eran mi tesoro. Pero si todo era una mentira, si el amor no era amor y a las palabras se las llevó el viento al igual que a todo lo vivido, ¿para qué continuar guardando sus cartas? Todo es tan patético, él es tan patético, que ya no quiero cuidar estas cartas como si fueran una reliquia. Tan sólo son palabras, son sólo palabras oxidadas, palabras huecas y vacías como el corazón de quien las ha escrito, son cartas de un pervertido, un manojo de mentiras de un ser desleal y cobarde, de una persona peligrosa e insana.

Tenía por costumbre pedirme prendas personales, y para mi era algo inocente, una actitud de hombre enamorado. Con el tiempo me fueron desapareciendo más prendas sin mi permiso, desde detalles a ropas más delicadas. Hoy sé que aquello que creía inocente tiene nombre y se llama fetichismo.


1 comentario:

  1. A mi lo que sigue causándome impresión es la forma tan hábil que tienen para mentir y que se les crea, debe tratarse de personas muy huecas con una roca en lugar de corazón para hablarte de amor o de cariño cuándo realmente solo persiguen su propio beneficio.

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