Carta 209 - Hola Preciosa

Laura de mi corazón,

Me ha llegado al corazón también tu último correo. Por lo que dices también me hacía tanta ilusión a mí también regalártelo, porque sé lo que significa para ti. Además, me lo has enseñado, lo hemos compartido, lo hemos vivido. Me impregno siempre de ti Laura, y tú eres ahora, eres antes, y eres como serás. Y no sabes qué rico me siento teniéndote, con todo lo que significas. Te tengo en mi piel, a flor de piel. Por eso también tengo a la Laurita que escuchaba esta música, y que se emocionaba como yo con ella. Y por si fuera poco, además la hemos compartido. Nos hemos amado con ella. Me amas con ella, y me amas con todo lo que alguna vez te ha visto, te ha tocado, hasta el tiempo pasado. Todo lo que te rodea, lo que respiras, lo que tocas, lo que queda impregnado de ti es digno de ser alabado y ser acariciado por mí. Agraciado todo lo que te toca, todo lo que te ve, todo lo que ha formado, forma, y formará parte de tu vida, hasta lo que miras. Dichosos los ojos que te ven siempre, dichosos los ojos que te pudieran ver cada segundo, las cosas a las que acaricias aunque sea con tu mirada, con tu voz, con tus manos. Desearía ser el aire que respiras, los papales en los que dibujas, las teclas del ordenador en el que trabajas, el vaso del que bebes tu te, la fruta que comes a mordiscos, la puerta que traspasas, la sábana que te arropa cada día... Tantas cosas de las que sentirme sanamente celoso, que son incontables, innumerables.

Como mi amor por ti Laura. Como nuestro amor. Infinito y para siempre.

Te amo.

Tu Leo.



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