Carta 27 -
Buenos súper días mi Laurita,
Ya es sábado, y son las 10:30 de la mañana, justo me levanté hace un ratito. Encendí este Word para empezar a escribirte como lo hago ahora, pero antes de hacerlo, me puse a observar tus fotos aquí colgadas. Esta habitación nunca estuvo tan bella antes. Y no tan sólo por las fotos, sino porque ayer tú estuviste aquí y lo embelleciste todo con tus "spikes" de bolita.
Mirándote, he estado un buen rato recordando cómo estuvimos ayer tan juntos y no dejo de estremecerme aquí de pie, recordando las imágenes que no paran de aparecerse en mi cabecita, y que sí son realmente una preciosa lluvia rosada para mi corazón. Han sido dos días maravillosos. Los días más felices de mi vida no paran de acontecerse uno detrás de otro, como si alguien que me ama quisiera a toda costa que yo fuera feliz. Y ese alguien eres tú indudablemente.
Sin más, me viniste a ver, hiciste lo imposible otra vez por tan sólo estar a mi lado en un momento en mi carrera significativo, pero que tan sólo tú hiciste que se conviertiera nuevamente en el más importante y feliz de mi vida. Cuando me felicitabas en tantas ocasiones estos dos días, estabas plenamente en lo cierto mi amor. La enhorabuena que poseo es por estar contigo, a tu lado, queriéndonos. Yo no he hecho nada. Mis felicidades fueron sencillamente el estar contigo y querernos de verdad, en la máxima expresión, paseando, abrazándonos, mirándonos en la montaña con esa complicidad, coqueteándome, ... Todo mi Laura. Por todo ello, sí me podías bien decir: felicidades.
Al despedirnos, me hicistes gestos de "mis dos Matrículas de Honor", en el Corte. Y yo te hice otros gestos, diciéndote que sólo tú eres mi única Matrícula de Honor, y que te llevo siempre en mi corazón, aunque lo tengas tú. Digamos entonces que tú estás en el huequecito que ocupaba antes mi corazón, que ya es tuyo desde hace mucho tiempo.
Cuando te vi en el momento de la deliberación del tribunal, viajé hasta una nube disparado. ¡Qué sorpresa! Te fui a abrazar y besar como lo hubiera hecho en cualquier circunstancia, dado el momento. Estaba tan nervioso, tenía todo lo que necesitaba a menos de 2 metros de mí. ¡Estuviste cuando me pusieron la nota! ¡La máxima puntuación! Y tú estabas allí. Te miraba de reojo. ¿Cómo lo haces para ser tan tierna, para estar siempre a mi lado, como me decías en tu último correo antes de partir hacia acá? Estuviste conmigo. Desde entonces, hasta hoy mismo no he tenido hambre, sólo el deseo de estar contigo. No comimos casi, antes de ir a mi empresa para dejarlo todo atado (o casi todo, porque las maletas aún están en mi coche). Jejejeje, cómo te observaron tooooooodas (y tooooodos). Eres tan bonita y tan guapa que sería difícil para cualquier persona no sentirse atraído por ti, aunque sea sólo físicamente.
Nadie sabe, y si lo supiera, nadie se imaginaría cómo nos queremos. Nadie se llegaría a imaginar todo lo que has hecho por mí, todo lo que has sacrificado y luchado. Tú y yo juntos, con nuestro amor, es lo más grande y hermoso que me sucede en mi vida. Queríamos estar juntos, y no sabíamos cómo. Fue maravilloso escaparnos de la gente y del mundo. Fue maravilloso estar a tu lado. Eso deseabamos hacer desde que nos vimos allá en la plaza de mi Universidad. Con las mossssscas y pinchos de las plantas. Cuando decidiste quedarte, otra vez por mí, volví a sentir que el más afortunado del Mundo volvía a ser yo. Ya no daba crédito que todo me sonriera. Que tú me sonrieras. Qué emoción otra vez. Comprando las frutas, brindando con Nesteas, buscando un sitio tranquilo para compartir nuestra pasión y nuestro amor. Con suerte, volvimos a nuestro sitios cómplices.
Como algunas veces te digo... Sobran las palabras. Nuestras manzanas compartidas. Necesitábamos un mínimo de vitaminas, ¿No? Qué dulce despertar Laura. Qué dulce. Estuviste ayer en mi casa. Qué feliz estaba, compartiendo lo que sentía contigo. Fue muy especial para mí también. Fuiste a la vez la primera persona que vio mis 2 títulos, tal como te dije que así iba a ser. Aunque sólo fue por ti que así pudo ser. Mil gracias por todo mi Laura. Nuestro cafecito y aceitunitas, mientras me contabas lo de las administrativas, qué bien mi Laura. Allí arriba nos quieren, pero como ves, tenemos que poner de nuestra parte también.
Pero sólo tú pones de tu parte, porque eres tú quién hace posible que mi vida sea tan maravillosa. Te debo toda mi vida. Soy tan feliz... Mi vida es para ti, y siempre estaré a tu lado, así como tú lo estás. Siempre seré feliz, porque te quiero. Tú eres mi amor, y nunca me podrías hacer daño, ni que te lo propusieras. Sé que me quieres, y por tanto es suficiente. Qué ricos nuestros granizados. En nuestra terracita. En nuestro parque. Estaba tan feliz a tu lado... Tan bien y tan cómodo contigo. Fue maravilloso. Cada momento a tu lado es como un regalo que no quiero que se acabe, y nunca lo hace, aunque se parta un poco a lo largo del tiempo. Pero siempre estamos juntos. Fueron otros momentos de paz que nunca se olvidarán. Nuestro centro comercial de esta ciudad, va a ser nuestro para siempre. Para siempre será nuestro amor.
Gracias por regalarme mi vida.
Soy tan feliz...
Te quiero Laura.
La traición debe ser uno de los dolores más grandes que una persona pueda experimentar, y más aún cuando esa traición se recibe de un ser amado. Descubrir que esa persona en quien se ha confiado plenamente, nada tiene que ver con aquél por quien se hacía pasar, hace que todo aquello que parecía firme e inamovible se desplome ante nuestros ojos, que la tierra se abra bajo nuestros pies, y cayendo irremediablemente al vacío infinito, la angustia oprima el pecho sin dejar el aire pasar.
miércoles, 31 de agosto de 2011
Etiquetas: carta de amor en re menor, carta,
Carta de Amor en Re Menor
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario