Carta 47 -
¡Hola mi Lauri!
Buenos súper días preciosísima princesita. ¡Sí! Ya sé que me dirás:
¿Cómo que "prescccciosssssísssssima"? (jeje) A ver si te tendré que hacer como tú con el sintetizzzador... Jejeje, ¿Verdad? Seguro que me lo dirías. Hmmm, pues ya deseo que me lo digas, y que yo te lo tenga que decir sin equivocarme, y que me equivoque muuuuuchas veces... Muuuuuchas... Y que el castigo sea cada vez un beso tuyo, tan preciado, tan deseado...
Acabo de leer y releer tu carta que me escribistes de madrugada. Es preciosa la carta. ¿Sabes? Esta mañana mi padre me dijo, mientras tomaba mi chocolate (puaj, yo quiero mi Laura (Voz de niño pequeño - Pato)), "¡Qué bien te lo has pasado esta noche! Y yo pregunté: ¿Cómo? Y él dice: "¡No paraste de reír!" Pues sí, Laura. Se ve que soñaba y reía mucho. Y mirá tú, que sí recuerdo qué soñé a trocitos, y no recuerdo que hiciera gracia (exámenes en la Universidad, visitas en casa, pero no recuerdo más). Y hoy me encuentro con tu correo, mientras yo dormía plácidamente. Me estabas mimando y besando. He sentido ahora mientras te disfrutaba en tu correo todos tus besos, todas tus palabras que me dicen que me quieren mientras me besas, como si estuviéramos uno delante del otro... Pero qué digo, uno pegado al otro, sin querer nada más que estrujarnos y arrimarnos cada vez más fuerte uno contra el otro.
Cómo lo recuerdo con igual ternura cuando hemos vividos tantísimos momentos, días noches, uno al lado del otro, cómo me encanta y me encandila que me hables y me digas que me quieres, y me beses al mismo tiempo, que yo te bese mientras me lo dices, que te robe tus palabras y tus sonrisas, que suspires cuando lo hago, que yo suspire cuando me acaricias y siento tus labios allá donde me mimen, donde me besen. Me encanta sentirte, deseo sentirte como me decías anoche ya mismo conmigo, tus labios contra los míos, aunque te pinche, nunca me doy cuenta. Deseo sentir cómo me acaricias mis labios, cómo nos mimamos a besitos, cómo nos damos cariño y nos besamos sin parar. Nunca pararía, te deseo, te súper deseo.
Te agradezco mi amor que a pesar de las inclemencias de tu ordenador, que no para de hacer el tonto, me hayas podido escribir. Sé que te habrás estado mil horas, esperando una y otra vez que se apague el ordenador, y se vuelva a encender, y a cargar. Volverte a conectar, y volver a retomar la escritura. Te súper quiero, gracias por mimarme, pero igual sé que me mimas tanto y tanto. Yo también te mimo y te deseo acariciar para decirte cuánto te quiero, y cuánto deseo que te sientas lo mejor posible, feliz, como la princesita de mis cuentos de hadas. Te pido que no pases ratos con esto,
¿Vale?
Gracias por escribirme y mimarme, aunque tú digas que yo te mimo mucho, eres tú la que me hace sentir tan bien, a pesar de las distancias. Me ha hecho mucha ilusión leerte, y te he sentido, como en esta noche, tan cerca y te he podido ver tan clarito cuando me decías que me quieres y me besabas a la vez, que no puedo parar de suspirar ahora. Contigo al lado nunca puedo parar. No quiero parar. Nunca quiero parar.
Eres mi chica, y te quiero muchísimo. Hasta pronto.
La traición debe ser uno de los dolores más grandes que una persona pueda experimentar, y más aún cuando esa traición se recibe de un ser amado. Descubrir que esa persona en quien se ha confiado plenamente, nada tiene que ver con aquél por quien se hacía pasar, hace que todo aquello que parecía firme e inamovible se desplome ante nuestros ojos, que la tierra se abra bajo nuestros pies, y cayendo irremediablemente al vacío infinito, la angustia oprima el pecho sin dejar el aire pasar.
miércoles, 31 de agosto de 2011
Etiquetas: carta de amor en re menor, carta,
Carta de Amor en Re Menor
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario