miércoles, 31 de agosto de 2011

Carta 36 -

Buenas noches, mi princesita.

Hemos ido a nuestro supermercado, pues allí mismo volvimos a encontrar mis croissanes, y volvimos a comprar dos cajas, aún teniendo precedente de barriguitas a punto de estallar de la otra vez. Pero no están tan buenos como el Super de mi Lauri y si los encontráramos allí, no estarían tan buenos como si me los regalaras otra vez tú. Pero no estarían tan buenos, ni cualquier chocolate dulce, como tú. Tú eres mi dulzura y mi chica exquisita, mi comida y mis mimos.

Fuimos a tomar algo en esas terracitas de esa calle de nuestra zona... ¿Soy concreto, eh? Sí, mi chica. ¿Te acuerdas de ese tecito en ese bar con música que nos gusta? Pues casi delante. Allí estuvimos largo rato, hasta las 21:00. Charlamos sobre los proyectos  de carrera. Nos dirigimos al tren, y nos despedimos. Te vi por todas partes, toda esta "Ciudad" es tuya, es nuestra. Y te siento a mi lado siempre, siempre. Aunque te deseo siempre igual o más, porque eres mi chica, y todos los mimos y afecto que te pueda dar, siempre será poco para mi princesita preciosa.

Pues ya estamos todos aquí, durmiendo, menos yo. Yo que quiero estar contigo, que deseo siempre tenerte conmigo, cuanto más cerca mejor. Pero tan cerca, que estuvieras pegadita a mí, y nunca te dejaría marchar. Tendríamos que ir por la calle pegaditos, y siempre juntitos... Hmmmmmm...

Te quería contar también que estoy haciendo un "regalo" para ti... Bueno para ti y para unos conocidos nuestros, pero esto ya es confidencial. ¡Sí, sí! Estoy sacando muchas ideas, creo que ya tengo las necesarias (aunque no sé si las suficientes). Todo de bolita y sólo para ti (y para compañeros de andanzas nuestros). Sólo tú sabes sacar lo mejor de mí, y ya me ves, haciendo esto para ti, aunque al final no te guste, siempre tengo ideas que me vienen con mis vivencias. Y mi vida eres tú, mi Laura. Sé que les encuentras a todos mis trabajos alguna parte de mí. Espero que sepas hacerlo igual, cuando encuentres los trocitos de cuello que debes tener aún en tu posesión... Hmmmm... ¿Querés más?

Te súper quiero, y te echo mucho de menos. Gracias por ser mi bolita, por ser mi edredón, por ser la princesita a la que deseo amar día y noche, noche y día, mañana y tarde, al amanecer y de madrugada... Y...

Y...

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